Las Mil Y Una Noches

Recuerdas esa noche de domingo en la que estuvimos los dos caminando por ahi solo por gusto despues de ver ese hermoso desfile el cual solo despilfarraba alegria, caminamos sin rumbo alguno, tomados de la mano, como si hubieran sido soldadas para que nunca nos soltacemos uno del otro, imagino esto por que yo no queria soltar tu mano, queria que me acompañaras toda la noche no importa a donde fueramos, sin importarme a donde me llevaras, despues de tanto recorer, nos topamos con esa banca magica, como si alguien la hubiera dejado en nuestro camino para que nos sentaramos a abrazarnos, mirabamos el hermoso paisaje que solo esa banca y la noche nos pudo dar, y que solo tu complementabas perfectamente.

Busque en ese cielo despejado la luna, para confirmar que ella estaba como testigo del momento magico que estaba viviendo a tu lado, y para que ella misma me dijera despues de un tiempo que no habia sido un sueño, puesto que estuvo presente en ese momento, pero no la encontre en el cielo, voltee a contemplar tu bello rostro, y lleno de curiosidad esperando que me dieras la respuesta de donde pudiese estar la que iba a ser mi testigo del momento magico que estabamos viviendo, ¿Y la luna?, pregunte yo incredulamente, esta de vacaciones, respondiste rapidamente.

Esa noche no estuvo presente la luna, pero tenia el cielo, el mar y las estrellas como testigos de lo fuerte que te abrazaba y lo dulce que te besaba, la noche era muy fresca, pero no menos hermosa que las noches anteriores en las cual estuve a tu lado, por mi mente solo pasaba una cosa, no vamos a encontrar otra playa con palmeras moviendose al viento.